sábado. 04.05.2024

La figura de Rafael Rodríguez Rapún está muy presente en el cementerio de Ciriego y, con él, la de Federico García Lorca. Rapún fue el último gran amor de García Lorca y desde que es sabido que sus restos descansan en el cementerio santanderino su historia ha generado un gran interés y ha suscitado más visitas a Ciriego, catalogado además como “uno de los cementerios más bonitos de España”.

En el día de Todos los Santos, en el que las familias honran y recuerdan a quienes ya no están, queremos echar la vista atrás y recordar la conexión de García Lorca con Cantabria, el amor y la muerte.

En el cementerio de Ciriego, donde muchos santanderinos se acercan estos días para recordar a los suyos, descansa el último amante de García Lorca. Rapún falleció el 18 de agosto de 1937 en el Hospital de Campaña nº 4, según el registro existente en el cementerio de Ciriego. La digitalización del Registro General de Inhumados ha facilitado el trabajo de investigadores y familias a la hora de localizar a los fallecidos, más de 160.000. Gracias a esa labor se pudo ayudar al hispanista Ian Gibson para su libro “Lorca y el mundo gay” y confirmar las palabras de la escritora María Teresa León (1903-1988), gran amiga de Rapún: “Y Rapún se marchó a morir al frente del Norte. Estoy segura de que después de disparar su fusil rabiosamente se dejó matar. Fue su manera de recuperar a Federico".

Las tres erres, como acostumbraba a decir Federico al referirse a Rapún, falleció aquel 18 de agosto de 1937 luchando contra las tropas franquistas y sus aliados, ocho días antes de caer la ciudad en manos de las tropas franquistas, y justo un año después que García Lorca. Federico García Lorca fue asesinado durante el verano de 1936 por su condición de homosexual y socialista.

Rapún se incorporó como secretario de La Barraca, el grupo de teatro universitario dirigido por Federico García Lorca y Eduardo Ugarte y fue allí donde conoció al poeta con el que finalmente tuvo una historia romántica. Ahora, los restos del amante del poeta yacen en Ciriego, frente al mar, la conexión eterna de García Lorca con Cantabria.

La conexión eterna de García Lorca con Cantabria
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