La celebración de La Vijanera, en la localidad cántabra de Silió, estrena este domingo, 6 de enero, la primera mascarada del año, que se celebra el primer domingo de enero cada año.
Esta fiesta fue declarada en 2021 como Bien de Interés Cultural Etnográfico Inmaterial, un reconocimiento a los valores culturales e históricos de esta mascarada ancestral, que se celebra el primer domingo siguiente a la festividad de Reyes como rito de despedida del año viejo y bienvenida al nuevo, y que es el primer carnaval del año en Europa.
Los distintos personajes (Zamarracos, Trapajones y Traperos, el Oso, el Danzarín Negro, los Viejos, etc) darán la bienvenida al nuevo año a través de la representación de distintas escenas como el parto de la 'preñá' y la muerte del oso, entre otras.
La Vijanera constituye una de las señas de identidad del pueblo de Silió. Este y otros ritos estacionales han convertido a Silió en uno de los pueblos que más tradiciones conserva de Cantabria. La Asociación Cultural Amigos de La Vijanera lucha por mantener la memoria de sus mayores e inculcar los valores de esta cultura tradicional a las nuevas generaciones.
LA VIJANERA EN UN SELLO
Correos ha puesto este viernes en circulación un sello conmemorativo de La Vijanera de Silió (Molledo), que abre una nueva serie filatélica dedicada a Fiestas de Interés Turístico Nacional. Se han emitido 115.000 ejemplares de este sello, cuyo valor de franqueo es 1,45 euros, el de una carta nacional hasta 100 gramos de peso. Así se ha detallado durante el acto de presentación y matasellado de primer día del nuevo timbre, que ha tenido lugar este viernes en el Centro de Interpretación de la fiesta, en la propia localidad de Silió.
SILIÓ
La Vijanera permite a los visitantes acercarse también a algunos de los rincones más importantes de Silió. La iglesia de San Facundo y San Primitivo, del siglo XII, es uno de los monumentos más destacados del Valle de Iguña, y una de las cinco muestras más importantes del románico cántabro. A pesar de las numerosas reformas que ha sufrido, conserva la traza y elementos decorativos genuinamente románicos.
A esto se suman diversos edificios y espacios singulares como la Casa Torre de los Obregón; el barrio del Campo y la Lera, con casas de los siglos XVI y XVII; y el barrio de Bujar, donde se encuentran numerosas casas típicas montañesas.
