domingo. 28.04.2024

Llovía, a veces era solo calabobos, pero la humedad se adentraba en sus botas de montaña. El suelo mojado no impedía su andar eléctrico. Por el camino se cruzó un espantapájaros que la quiso asustar. Ella, con un paraguas rojo abierto, se detuvo para conversar. "Vengo de un planeta muerto, yo fui la única superviviente. ¿Tú, de dónde eres?". El espantapájaros, que olía a hierba seca, contó su historia: "Desde hace siglos, en las fiestas de las aldeas me utilizan para diversión de sus habitantes. Los niños me apedrean y los adultos me queman en cada carnaval".

La chica de aspecto andrógino le acarició el rostro visible y le invitó a viajar en una minúscula caja del tiempo. Como un relámpago perdieron de vista aquellas montañas y viajaron hasta una isla perdida donde un poeta anónimo les dio la bienvenida.

La chica del paraguas rojo y el espantapájaros
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