viernes. 26.04.2024

Tercera entrevista de la serie dedicada a los portavoces de los grupos parlamentarios del Hemiciclo cántabro, con motivo del comienzo del curso político en plena pandemia de COVID-19. Con este encuentro se completan todos los partidos de la oposición.

Íñigo Fernández (Santoña, 1969) es diputado del PP en el Parlamento de Cantabria desde 2011. Periodista de profesión, su experiencia en cargos públicos comenzó en el Ayuntamiento de su ciudad natal, donde entró como concejal en 1999. Ahora afronta un nuevo año político como portavoz del Grupo Parlamentario, marcado por el coronavirus y la crisis económica y sanitaria que ha provocado en Cantabria. Al llegar a su despacho en la Cámara regional, nos recibe trabajando y ultimando unos documentos.

Cantabria parecía estar en buena forma en esta segunda ola de coronavirus, pero en los últimos días se está agravando la situación. ¿Qué opina de la gestión del Gobierno de Miguel Ángel Revilla?

Creo que se dan muchos bandazos. No me extraña que el número de contagiados haya subido de manera espectacular en Cantabria, teniendo en cuenta que hace 10 o 12 días el presidente de la Comunidad hizo un llamamiento a todos los madrileños que quisieran venir a pasar el puente a Cantabria, sabiendo cuál era la situación de Madrid. Es lógico que la cifra de contagios se haya disparado. Cuando se hacen esas cosas pasa esto. Es muy difícil entender estos llamamientos para que vengan los madrileños y tres días después el consejero de Sanidad pide a los ciudadanos de Cantabria que se autoconfinen voluntariamente. De todas formas, creo que el margen de actuación que tenemos respecto al resto de España es muy pequeño.

Es muy difícil entender estos llamamientos para que vengan los madrileños y tres días después el consejero de Sanidad pide a los ciudadanos que se autoconfinen

El problema de Cantabria con la pandemia es el problema nacional, que tiene que ver con una gestión muy deficiente desde antes del Estado de Alarma. Fuimos tarde. Y cuando se actuó el virus ya estaba totalmente desparramado y descontrolado por España. Las cosas que empiezan mal continúan mal. En España ha habido falta de previsión absoluta. Los científicos al frente de esto nos decían que no iba a pasar nada, que el virus no iba a llegar a España, y si lo hacía iba a ser menos que la gripe. Los que han errado siguen al frente de esto. Es inconcebible lo mal que se ha gestionado esto. Si España es el país de Europa con mayor número de contagiados, mayor número de nuevos contagios diarios y mayor número de fallecidos no es por casualidad. En Cantabria es muy difícil luchar contra una dinámica como esta con los medios de una región pequeña, pero el Gobierno debería ser un poco más responsable y no enviar mensajes tan contradictorios. Se exige un poco más de rigor y credibilidad, y menos caprichos y arbitrariedad. Da la sensación de que todo se improvisa.

Entonces, ¿no hemos aprendido nada de lo que nos ocurrió en marzo?

Nadie estaba preparado, pero la mayoría de los países lo afrontaron mucho mejor. Cuando España llevaba 25.000 muertos, Portugal llevaba 1.000, y su población es la cuarta parte. Nosotros lo hemos hecho peor que nadie. Ha habido un Gobierno que no quiso ver lo que venía, no planificó y puso por delante de la salud pública cuestiones de sectarismo político. Y desde ese día hasta hoy todo es lo mismo. Al Gobierno de Sánchez parece que lo que le ha preocupado no era la pandemia y sus efectos, sino el desgaste que le hacía al Gobierno. Nos han estado engañando. Las decisiones las tomaban Sánchez e Iván Redondo, su asesor de imagen. El único científico que conocemos, el supuesto experto Fernando Simón, nos ha engañado como a chinos desde el primer día. En situaciones de crisis como esta es muy importante que la sociedad tenga confianza en sus dirigentes, pero creo que los de España no han hecho nada para ganarse esa confianza. Nos han contado mentira tras mentira.

En Cantabria, aunque se hace oposición, los ánimos parecen estar calmados. ¿A qué lo achaca?

Ha habido un clima bueno, de acuerdos, de diálogo, que se ha debido principalmente a que la oposición ha decidido no pasarle factura al Gobierno por sus errores

Creo que en Cantabria hemos mantenido un clima político con un tono muy responsable y constructivo. La oposición ha estado, desde el primer día, dispuesta a colaborar con el Gobierno en todo lo que necesitara. Hemos modificado varias leyes en estas semanas a velocidad de vértigo porque nos hemos puesto de acuerdo. Hemos propuesto la Comisión de Seguimiento del Covid. No creo que el Gobierno tenga queja de la oposición de Cantabria en estos meses. Yo diría más. Probablemente nunca, desde que se aprueba el Estatuto de Autonomía, un Gobierno ha disfrutado de un apoyo por parte de la oposición como el que le hemos dado en este tiempo. Ha habido un clima bueno, de acuerdos, de diálogo, que se ha debido principalmente a que la oposición de Cantabria ha decidido adoptar esa actitud y no pasarle factura al Gobierno por sus errores. Desde el comienzo de la pandemia podríamos haber puesto el acento en los errores, por ejemplo, en la gestión de las residencias. Hemos denunciado los episodios que nos han parecido graves, pero nuestra voluntad ha sido ser responsables ante la sociedad de Cantabria. Quien más ha hecho por alcanzar ese clima ha sido la oposición.

¿Por qué en España es diferente?

El Gobierno de España está completamente instalado en la división, el enfrentamiento y la crispación. El Ejecutivo de Sánchez e Iglesias necesita eso, y creo que hay un PSOE que estaría más dispuesto a buscar el acuerdo con el centro derecha en un momento de emergencia nacional como este, pero quienes están al frente del Gobierno están presos de esa política radical de izquierda que representan Podemos y los independentistas de Cataluña y País Vasco. Se alimenta de tensión y de crispación, y es muy difícil plantear diálogos y acuerdos con un Gobierno así. Sánchez ha fiado su continuidad en La Moncloa al acuerdo con los más radicales y los más intransigentes, y es un problema que tiene España.

El Gobierno asegura que quiere consenso con todo el arco parlamentario para los Presupuestos de 2021. ¿Les han presentado ya las cuentas?

Todavía no. De hecho, deberían registrarse en el Parlamento antes del 30 de octubre. Es mucho más difícil alcanzar un acuerdo sobre las líneas básicas del Presupuesto cuando lo registran, y es mucho más fácil cuando dialogan antes. Hemos oído anuncios, pero no nos han dicho nada, y creo que vamos muy tarde. No sabemos nada.

¿Cómo cree el PP que deberían ser los Presupuestos para el próximo año?

La economía de Cantabria tiene una pata en el sector primario, otra en la industria y otra en el turismo. Y creo que el Gobierno los tiene abandonados a todos

El PP apuesta por dirigirnos hacia un escenario donde empecemos a plantear la reconstrucción económica de esta región después de los golpes de la pandemia, y que se haga en términos de futuro. Con los requisitos que ha establecido, la UE ya ha marcado la pauta. Hablamos de transición energética, de digitalización, de infraestructuras, de un modelo productivo orientado hacia la segunda parte del siglo XXI. El problema es que a Cantabria nos ha cogido con el pie cambiado esta posibilidad de acogernos a fondos europeos. Es increíble que llegados a este punto, el Gobierno no sepa qué pedir porque no hay proyectos y no se ha trabajado hasta ahora. Llevamos cuatro años hablando de los beneficiosos efectos que podría tener para la dinamización de la economía de Cantabria habilitar 2 millones de metros cuadrados de suelo industrial y logístico en el Llano de La Pasiega. Llega el momento y tenemos La Pasiega sin tramitar. Y ahora nos dice el consejero de Industria que para hacer todas las gestiones necesita 18 meses, cuando tenemos la posibilidad de financiar proyectos europeos a partir del 1 de enero de 2021. Eso quiere decir que a lo mejor no llegamos a tiempo, y si llegamos será en la última fase. Algo que podría estar en obras a comienzos de 2021 a lo mejor no lo está hasta 2024 o 2025, con el retraso que implica para la implantación de empresas. Esto demuestra que no hay un proyecto de región.

Menciona el modelo productivo. ¿Cantabria necesita reorientar su economía hacia un sector que no sea el turismo?

En Cantabria el sector turístico es importante, pero creo que podría tener un volumen mucho mayor. Tenemos que lograr que la temporada turística se amplíe antes y después del verano. Eso se hace con una oferta que incluya algo más que el ocio vinculado al verano. Pero creo que el principal reto tiene que ser cuidar de nuestra industria. Desde hace 100 años el PIB industrial de Cantabria siempre ha sido más alto que la media de España, y no veo por qué tenemos que renunciar a eso. Ahora, provincias como Burgos, tradicionalmente agraria, tienen un PIB industrial más alto que el de Cantabria. Lo que aquí tenemos son una serie de empresas cuyo principal reto es la transición energética, y tenemos que intentar apoyarlas. Necesitan poder competir en un mercado europeo y mundial, y si los costes energéticos se gravan y penalizan, en lugar de tratar de aligerarlos, hacemos nuestra industria menos competitiva.

La Ley de Memoria Histórica se ha concebido como un gran aparato de propaganda política

La economía de Cantabria tiene una pata en el sector primario, otra en la industria y otra en el turismo. Un buen modelo de desarrollo es trabajar las tres, no hay por qué renunciar ni abandonar ninguna. Y creo que el Gobierno los tiene abandonados a todos.

Su partido propone que no se suban los impuestos. ¿De dónde sacar el dinero para afrontar la pandemia?

El coronavirus ha generado gastos, es cierto, pero las cuentas de la Administración regional han recibido aportaciones importantes de dinero, y ahora mismo no están vacías. Ha llegado un Fondo Extraordinario del Estado, ha habido programas europeos cuya ejecución se ha flexibilizado para permitir destinar recursos a la nueva situación producida por el coronavirus. Ha habido aportaciones del Ministerio de Educación para los gastos en el nuevo curso escolar. Hay dinero, pero todos vemos una situación económica llena de nubarrones que va a provocar el cierre de muchas empresas, lo que tendrá sus efectos en la recaudación de tributos. Pero ahora mismo Cantabria sí dispone de recursos para gestionar proyectos y hacer frente a la situación. Todo esto se hace con cargo a endeudamiento, que es un terreno peligroso. Pero lo que no podemos hacer es gastar en cosas que no se necesitan, como la Memoria Histórica, propaganda política, contratar amigos en empresas públicas o gestionar mal la Administración y hacerla crecer indefinidamente. No podemos gastar en eso y luego decir que con los impuestos de los ciudadanos no llega. No podemos plantearnos, ni siquiera como hipótesis, subir los impuestos a un tejido productivo que está sufriendo lo que está sufriendo. Esa opción no vale, solo vale gestionar mejor los recursos de los ciudadanos.

Ha hablado de la Memoria Histórica. Hace unas semanas usted pedía al Gobierno que no se dedicasen ayudas a esta Ley. ¿Creen que realmente no merece esas partidas?

Cuando se tramitó el Presupuesto para Cantabria de 2020 no estaba aprobada ni en vigor una Ley de Memoria Histórica. De hecho, hoy en día sigue sin estar aprobada. Pero a pesar de eso, el Gobierno consignó 150.000 euros en los Presupuestos para proyectos de Memoria Histórica. Es un disparate que la Consejería de Cultura destine más dinero a esto que a financiar excavaciones arqueológicas. Y no sabemos a qué va ese dinero. Hay una orden de ayudas para financiar proyectos de ayuntamientos y otra para el desarrollo de la Ley, pero no está aprobada. Probablemente quieran ese dinero para hacer propaganda política. Entiendo que puede haber unos ciertos recursos muy concretos por si alguien necesita una colaboración económica para encontrar restos de fallecidos de familiares. Me parece bien, pero solo eso. La Ley de Memoria Histórica se ha concebido como un gran aparato de propaganda política. En relación con los horrores y las barbaridades de la Guerra Civil, nadie estaría en condiciones de sacar pecho. Si de algo podemos sentirnos orgullosos es de la tarea que se hizo en la Transición, cerrar ese capítulo y mirar todos adelante y vivir sin vernos arrastrados ni condicionados por lo que ocurrió hace 80 años. En todo caso, la oportunidad de destinar dinero del Gobierno a la Memoria Histórica es muy discutible, y que se destine más que a las giras de teatro no lo entiende nadie. Pero lo que no tiene un pase es que en plena pandemia el Gobierno gaste dinero en la Memoria Histórica. Hemos tenido a los sanitarios y a las residencias abandonados, y se niega la posibilidad de una paga extra al personal sanitario como reconocimiento por los esfuerzos. No hay dinero para eso, ni para mejorar la situación de las empresas y tasar mejor el coste de los servicios. No hay dinero para mejorar la seguridad en centros educativos, no hay dinero para evitar que nuestros comerciantes, los empresarios de la cultura o el ocio nocturno se arruinen, pero sí para la Memoria Histórica. Estamos diciéndole a la gente que los gobernantes de Cantabria están de espaldas a la realidad y solo les preocupan sus cosas. Y creo que es un completo disparate. 150.000 no parece una cantidad tan alta, pero es muy representativa de las prioridades de la parte socialista de Cantabria y de un vicepresidente, consejero de Cultura y líder del PSOE que está en la luna y no se entera de lo que pasa en la región.

Estamos diciéndole a la gente que los gobernantes de Cantabria están de espaldas a la realidad y solo les preocupan sus cosas

Llevamos ya varias semanas de curso escolar, y casi cada día tenemos casos de nuevos contagios. ¿Realmente se ha diseñado correctamente la vuelta al cole?

Lo que hemos dicho siempre es que las medidas que había que adoptar para el comienzo del curso escolar se han puesto sobre la mesa, se han analizado y se han debatido muy tarde. En Cantabria y en España. En eso se ha fallado, pero sí nos da la sensación de que, afortunadamente, el desarrollo del curso escolar está siendo con unos índices de contagios relativamente contenidos. Digamos que la parte de salud pública en el inicio del curso escolar está muy contenida, nunca pensé que pudiera salir tan bien esto. Ahora me preocupan otras cosas. Los niños han perdido medio curso el año pasado. ¿Cómo se va a desarrollar este curso? ¿Corremos el riesgo de crear un vacío formativo que luego arrastre una generación? Para la Formación Profesional, que tiene una vocación presencial, ya hemos pedido un plan de contingencia para intentar suplir las carencias del curso pasado.

El curso político pasado terminó marcado por el Estado de Alarma. ¿Cómo afronta este nuevo curso, con la incertidumbre que produce la pandemia?

Hay tres grandes asuntos que van a condicionar el debate político los próximos meses: los Presupuestos de Cantabria, que al eliminar el techo de gasto podrá incrementarse por encima del 10% y veremos si contienen medidas para mirar al futuro; los Presupuestos del Estado, si contienen los compromisos con Cantabria; y los proyectos que vamos a enviar a Europa para financiarlos con cargo al Fondo Europeo Extraordinario para la Reconstrucción. Esto tiene que servir para poner en marcha los grandes ejes futuros del desarrollo de Cantabria. Lamentablemente también lo va a condicionar la situación de la sanidad de Cantabria, en su vertiente Covid y cómo salimos de esto, y en la vertiente del estado en el que ha quedado la actividad ordinaria de la sanidad de Cantabria con la consecuencia del paso del virus. Creo que es evidente que se ha resentido. No se oyen más que quejas en cuanto a la atención, las esperas...

¿Cree que afectaría el hecho de que en los PGE no se incluyeran compromisos como Valdecilla o La Pasiega? Al fin y al cabo, fue una condición para formar el Gobierno cántabro.

El Gobierno de España va a hacer un presupuesto muy expansivo que va a financiar con cargo a endeudamiento. Esto es muy peligroso. Hay quien cree que la deuda da lo mismo, pero hay que pagarla como todo, y eso son impuestos. Si no es hoy es mañana. Endeudarse es empobrecer una economía y limitar o condicionar los presupuestos futuros. En este contexto, el Gobierno de Sánchez no tiene ninguna excusa para no contemplar las reivindicaciones que Cantabria viene planteando, pero la región no puede darle más tiempo a Sánchez. Son ya dos años en los que se ha paralizado absolutamente todo lo que había en tramitación en Cantabria. Las únicas que se están ejecutando son las que adjudicó Íñigo de la Serna.

Creo que el futuro del pacto entre Revilla y Sánchez dependerá de la percepción de Revilla sobre el mayor o menor desgaste de Sánchez por la situación actual. Si percibe que Sánchez se desgasta de manera irreversible se separará de él; en la medida que resista, se arrimará. No tiene nada que ver con acuerdos políticos o presupuestos, depende del deseo o el temor de Revilla de quemarse él también si sigue demasiado arrimado a Pedro Sánchez.

“El futuro del pacto PSOE-PRC depende de que Revilla pueda quemarse si sigue demasiado...
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