Amica ha renovado su compromiso de adhesión al Pacto Mundial, una iniciativa Internacional de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que promueve el desarrollo sostenible y la responsabilidad social empresarial (RSE), midiendo ambos aspectos a través de indicadores de cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Amica está vinculada al Pacto Mundial desde 2010, siendo una de las primeras entidades entre las organizaciones españolas adscritas.
Como explica la organización, este compromiso representa un ejercicio de transparencia, a través de la medición del impacto que sus actividades producen en términos de impacto positivo y también en una forma de medir el modo de reducir el impacto negativo que producen las actividades cotidianas, como el consumo de combustible, la reducción de huella de carbono o el consumo de agua.
Todas las personas que forman parte de la asociación y las entidades que trabajan con ella tienen, a su vez, el compromiso de velar por la sostenibilidad del medio ambiente, de defender unas condiciones laborales dignas en los procesos de elaboración de productos o prestación de servicios adquiridos en cualquier parte del mundo, que han de ser elaborados con arreglo a las normas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En este sentido, los esfuerzos también van dirigidos a garantizar la declaración de los movimientos económicos que se producen y el pago de impuestos, evitando cualquier situación de economía sumergida.
Algunos de los datos de Amica recogidos en el informe son los relativos a las personas: 1.531 atendidas a lo largo del año 2021 y 598 en plantilla al cierre del año, de las cuales son 376 son trabajadores con discapacidad. Asimismo, la asociación cuenta con 1.166 personas asociadas y con 998 clientes en sus centros especiales de empleo, según el Informe de Progreso presentado para la renovación del compromiso con el Pacto Mundial, que comprende el periodo 2020-2022.
Amica, con su modelo de gestión, "pretende evidenciar cómo las organizaciones, empresas y especialmente las personas individualmente, tenemos una enorme capacidad de reordenar el mundo en la adquisición de bienes, transmitiendo un mensaje claro de que queremos que nuestro consumo esté vinculado al cumplimiento estricto de las normas de fabricación compatibles con el medio ambiente, las laborales, impidiendo, por ejemplo, la explotación infantil y que se promuevan condiciones de trabajo y de vida injustas para cualquier persona".
