lunes. 29.04.2024

Chiva y pulicía

La creación de una verdadera policía autonómica es un tema recurrente de los planteamientos de aquellas fuerzas políticas que de verdad desean profundizar con interés, gracia y celeridad en favor de un mayor autogobierno para Cantabria

Hace ahora casi dos años que supimos (principalmente por la prensa) que el 20 de Diciembre de 2021 la exconsejera de Presidencia, Interior, Justicia y Acción Exterior, Paula Fernández (PRC), anunciaba el anteproyecto de ley de Policía Local de Cantabria por el cual se eliminaba la estatura mínima para poder entrar en la Institución, ya que hasta ahora se aplicaba la reducción de la altura en cinco centímetros aprobada en 2017, con límites fijados en 1,65 para los hombres y 1,60 para las mujeres respectivamente.

Además, el documento daba “especial protagonismo” a los mecanismos de coordinación que el Gobierno utilizaba entonces para homogeneizar las policías locales, e incluía además medidas para asegurar la prestación del servicio en los municipios pequeños, como la colaboración entre ayuntamientos o la posibilidad de su asociacionismo. Un anteproyecto que supone, y supuso a fin de cuentas una “modificación integral” de la ley (que data del año 2000 y ha sufrido tres modificaciones puntuales), para así poderla llevar a efecto a tenor de los cambios sociales, las demandas vecinales, y también las modificaciones en las disposiciones legales que la afectan e incumben especialmente en los tiempos actuales y presentes.

En cántabru a la policía local o municipal siempre se la ha denominado afectuosa y cariñosamente (y sin ningún ánimo de ofender) “chiva”

Así, por ejemplo, se incluía la regulación por primera vez del derecho a prestar el servicio de policía en condiciones adecuadas de seguridad e higiene en el trabajo, estableciendo para ello la necesidad de justificar el ejercicio del servicio mediante patrullas unipersonales, así como una regulación “mucho más exhaustiva” de la segunda actividad para mejorar así la retribución de los policías en esta situación que no ocupan puesto en el mismo cuerpo de policía local, estableciendo por ello que percibirían el 100% de las retribuciones correspondientes al puesto de procedencia en el momento de resolver el procedimiento de reconocimiento de esa segunda actividad.

También se daban facilidades para el nombramiento de auxiliares de policía en periodos de aumento de población de forma estacional. En la regulación anterior tenían la condición de personal contratado laboral, lo que “no era compatible” con las labores de autoridad propias del cuerpo, en contraste con las que ahora sí que cuentan porque en su lugar tienen la condición de interinos.

Igualmente se establecían procesos de promoción interna mediante concurso oposición para que los auxiliares pudieran acceder al cuerpo de Policía de cara a evitar la simultaneidad en los ayuntamientos, y se ofrecía, por ejemplo, a los agentes de movilidad del Ayuntamiento de Santander la posibilidad de acceder a cuerpos de Policía Local posibilitando realizar procesos de promoción interna a través del concurso oposición.

Por último, y para incentivar a los ayuntamientos a poner en práctica estos mandatos, el Gobierno incluía una disposición mediante la cual se establecía que “en el cumplimiento de esta ley se valorará a la hora de conseguir ayudas a la homogeneización de medios técnicos de policías locales en Cantabria con el fin de que tales acometidas no se conviertan al final en papel mojado”.

Medidas todas ellas muy acertadas, y sin duda muy a valorar y a considerar a futuro, pero que muy bien podrían haber servido también para que en este anteproyecto se hubiera por ejemplo dado más fuerza y preponderancia al cántabru dentro de la Institución de la Policía Local, valorando y sumando al curriculum del futuro policía el que éste tuviera también conocimientos de cántabru o el deseo de aprenderlo y con ello hacer uso de ello.

Y es que la creación de una verdadera policía autonómica es una de las demandas que desde hace mucho tiempo están sobre la mesa, además de que es tema recurrente de los planteamientos políticos de aquellas fuerzas políticas que de verdad desean profundizar con interés, gracia y celeridad en favor de un mayor autogobierno para Cantabria. Agenda que aún está pendiente de realizar, y que por otro lado cuenta con el beneplácito de una parte cada vez más importante de la población que siente como esta institución debe adaptarse con una mayor celeridad e implicación en favor de una mayor toma de conciencia del país que habitan y de cual son partícipes.

Solo como curiosidad, y para finalizar, en cántabru a la policía local o municipal siempre se la ha denominado afectuosa y cariñosamente (y sin ningún ánimo de ofender) “chiva”, palabra que ya aparece reflejada en algún diccionario cántabru de comienzos del presente siglo, como por ejemplo sucede con el libro de Marco. A. Robles Bárcena: “Primer Diccionario Castellano-Cántabro”, de ediciones Tantín, Santander, 2006. Por otro lado, y mientras tanto, la policía en general recibe, y ha recibido también y desde siempre en cántabru (y sin más), la denominación de “pulicía”.

Chiva y pulicía
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