viernes. 03.05.2024

La suerte

Los 62 más ricos tienen el mismo dinero que toda la mitad más pobre del Planeta y el 5% de los ricos del mundo acumula el 83% de la riqueza global. Se habla mucho de la oligarquía de las eléctricas, que sin duda la hay, pero la mayor oligarquía es la de los ricos. 

En la vida son muchas las situaciones que dependen de ese azar caprichoso, tantas que a veces se le da demasiada importancia a las sobrevenidas y poca al duro trabajo,  al estudio,  investigación...

Uno no elige cuándo, ni dónde nace, hasta ahora eso es fruto de la casualidad, a menos, que la ciencia nos abra los ojos a nuevas realidades, aunque lo que es puro azar determinará considerablemente nuestro futuro, nuestras oportunidades y nivel de vida, nuestras creencias, aficiones...

No es lo mismo, ni parecido, nacer en la Etiopía azotada por las guerras tribales y la hambruna, que hacerlo en la abundancia de Suecia, Noruega... donde lo más básico está garantizado. Tampoco es comparable hacerlo en el seno de una familia con alto poder adquisitivo, que en una donde para llegar a final de mes las pasan "canutas"

Sin embargo, los hay que no han hecho mucho más que tener suerte en la vida, caer de pie en el lugar preciso, en el momento oportuno, quizás porque casi todo les ha venido semiregalado y se creen con más derechos que los demás. Miran a los que están a la otra parte del muro, del mar Mediterráneo, a los que tienen otras creencias, o gustos, con desdén y desprecio, como si la tierra fuera suya por herencia divina o testicular. 

Ellos deben pensar que "los otros" son los parias de la Tierra, aquellos que cometieron el pecado original, no tener su suerte. Imitando tiempos donde eran señores y amos, ponen todos los obstáculos posibles para que estos no compartan, ni tengan derecho a gozar de la educación, de la sanidad, y mucho menos de la igualdad de oportunidades,...

El dinero es su ley, los paraísos fiscales su residencia habitual

Abrazan las tradiciones más arcaicas, los instintos más primitivos, para explotar a otros, adoran la nueva estatua de oro y Wall Street. El dinero es su ley, los paraísos fiscales su residencia habitual, al menos de sus empresas. 

Sus lobbies, su tráfico de influencia, su poder, hacen normas a medida y semejanza, esas que Honoré de Balzac definía "las leyes son como las telas de araña, a través de las cuales pasan libremente las moscas grandes y quedan enredadas las pequeñas". La vida de algunos vale lo que un pasaje a un mundo prometido, tienen que jugársela por una oportunidad, mientras ellos en los consejos de administración de las grandes empresas tienen millones en beneficios sacados del trabajo de aquellos a los que nunca pagarán. 

Nos hacen odiar a quien nos defiende y querer a quien nos mete la mano en el bolsillo

Dueños de los grandes medios de comunicación, de esas multinacionales que tienen mucho más poder que los propios estados, a veces con todo su poder modelan la opinión pública, nos hacen odiar a quien nos defiende y querer a quien nos mete la mano en el bolsillo, no existe más verdad que la suya, y ojo con salirse del redil, que serás condenado a las galeras del desprecio y descrédito público.

Claro que en esto de la riqueza hay grados, y muchos sueñan no con un mundo más justo, sino de convencer sobre la importancia de ser como ellos. Si dentro de ese mundo que desprecian y apartan, aparece alguien que destaca, pronto le harán un sitio en su paraíso, le comprarán para que sea uno de los suyos, en contra de los que, verdaderamente, antes eran los suyos. Los nuevos señores feudales de ahora son dueños de casi todo el Universo, así los 62 más ricos tienen el mismo dinero que toda la mitad más pobre del Planeta y el 5% de los ricos del mundo acumula el 83% de la riqueza global. Se habla mucho de la oligarquía de las eléctricas, que sin duda la hay, pero la mayor oligarquía es la de los ricos. 

La suerte y el azar no lo es todo, luego la vida te da sorpresas y trabajos, que no dudamos que haya quien ha conseguido con su inteligencia y esfuerzo obtener grandes posesiones, pero una vez logrado, uno se pregunta para qué puede querer una persona más dinero del que puede gastar el 100 vidas, si solo tiene una.

A los que triunfan en el mundo del dinero, normalmente, la humildad no es una virtud que les adorne, ni a los que convencen con sus medios, para que se crean que su tierra es la mejor, que su bandera es la más grande, que su himno el que tapa a todos los demás, posiblemente solo les están induciendo a la defensa de sus privilegios. Estas ideologías excluyentes hacen un enorme daño, al hacer culpable al pobre de serlo, al parado por no tener trabajo, y al diferente por no ser de su raza, color o religión... Esto la historia ya nos enseñó que lleva a caminos donde se cometieron las mayores atrocidades de la humanidad. Es cierto que el mundo ideal es una utopía, que el reparto de los recursos no es cosa fácil, y que el egoísmo está en un instinto de supervivencia ya desfasado. 

En el año 2019 hubo 931 millones de toneladas de alimentos desperdiciados, el 17% de la producción total de alimentos en el mundo fue a parar a la basura

No estaría nada mal ser más solidarios y compartir lo que incluso a veces nos sobra. El "índice de desperdicios de alimentos" es una cifra casi estremecedora, así en el año 2019 hubo 931 millones de toneladas de alimentos desperdiciados, el 17% de la producción total de alimentos en el mundo fue a parar a la basura. Esto por sí solo nos debería llevar a una reflexión más profunda, si el mundo tal y como lo concebimos actualmente es sostenible, o de lo contrario si nos lo estamos cargando con nuestro egoísmo, no solo a los que están al otro lado del muro, sino a futuras generaciones. 

El ministro Garzón igual no ha sido oportuno, igual no ha tenido suerte utilizando las palabras más apropiadas sobre el consumo de carne, pero a ver cómo podemos entender que haya una campaña del Ministerio de Consumo siguiendo las recomendaciones a nivel mundial, fomentada desde la ONU y la propia UE para mejorar nuestra alimentación y el medioambiente, una campaña de consumo pagada con dinero público, y el propio presidente de Gobierno se manifieste en contra de la misma públicamente, "al punto" flaco favor hace a la misma. ¿De qué hablamos?, ¿de malversación de fondos públicos, de locura transitoria, de irresponsabilidad,...? La solidaridad quizá empieza por no dilapidar el dinero público.

A aquellos que tienen menos suerte ya les gustaría tener este problema, pero algo tiene que cambiar, así que pongamos un pequeño punto de optimismo como es que 130 países blindan el impuesto mínimo global del 15% a las multinacionales, eso sí para el 2023, "algo es algo dijo un...". En fin, suerte tiene quien le toca la lotería, y ello no le hace más inteligente, ni superior a nadie, pero en este mundo, poderoso caballero es Don dinero... 
 

La suerte
Comentarios