domingo. 28.04.2024

El viejo profesor y la caja de Pandora

Aquel viejo profesor nos enseñó lo que era "abrir la caja de Pandora". En la mitología griega Prometeo le birló al gran Zeus el fuego sagrado, y se lo entregó a los humanos. Zeus enterado del robo entró en cólera, dispuesto a castigar de una forma terrible la deslealtad. Mandó a Héfesto crear a Pandora con forma humana y la dotó de grandes cualidades.

Era allá a mediados de la década de los 70, el franquismo languidecía entre una sociedad que miraba hacia el futuro, y la Europa de las libertades, con ojos llenos de ilusión.

En una escuela de formación profesional, fundada sobre los restos de una antigua Iglesia que se había restaurado y convertido en un centro educativo un viejo profesor, que a pesar de superar la edad de jubilación, por necesidad seguía dando clases, con su padre enfermo de Parkinson y al resto de su familia la vida, la económica, no les sonreía. Por ello, y también por una gran vocación, propia de esas personas especiales que disfrutan enseñando a los demás, él seguía impartiendo sus clases de historia y filosofía.

Era de esas personas buenas a rabiar, a la que nunca verás un gesto despectivo, con más paciencia que varios santos Job. Recuerda a aquel profesor de la película "la lengua de las mariposas" interpretado magistralmente por Fernando Fernán Gómez. Eso sí, tenía todas las cualidades de los sabios despistados, no se acordaba qué clase le tocaba, repetía el tema impartido, a algunos no nos importaba, era una delicia escucharle, con sus palabras nos trasladaba al mundo de las grandes obras, de los pensamientos filosóficos y los valores inmortales.

Su labor era muchas veces como regar en un desierto, pero a veces cuando llueve en el mismo también aparece la vegetación

Con alumnos entre 14 y 16 años, donde no pocos tenían menos ganas de estudiar que de ir al dentista, su labor era muchas veces como regar en un desierto, pero a veces cuando llueve en el mismo también aparece la vegetación. Contaba, al inicio de curso, que quién era él para juzgarnos, que en un examen entran tantas variables que es muy difícil ser objetivo: las preguntas del profesor, su estado de ánimo al corregir, su comprensión de lo expuesto... La situación del estudiante, lo difícil que es a veces poner correctamente lo que sabes, por lo cual daba un aprobado general solo por asistir a sus clases.

Ello convirtió su asignatura en una María, y se pasaba de estudiar la misma, con esas edades se cree que has descubierto el mundo cuando la mayoría no hemos salido del barrio. Daba una imagen un tanto extraña para su edad y aquellos tiempos, pelo largo y canoso, barba descuidada, siempre con su chaqueta de pana ya desgastada en las coderas, y es que se notaban sus muchos otoños. Todo ello le daba una apariencia de esa decadencia propia de quien no se ocupa de su aspecto o le importa un bledo.

Hablaba de Heráclito y Anaximandro, del fluir del tiempo y cómo esos griegos levantaron los ojos del suelo para abrir los de todos nosotros

Un día como otro cualquiera impartiendo su clase, hablaba de Heráclito y Anaximandro, del fluir del tiempo y cómo esos griegos levantaron los ojos del suelo para abrir los de todos nosotros. Caminaba por el pasillo entre las mesas, siempre con la misma parsimonia y rutina, su voz resonaba en las paredes de la clase, con un eco extraño como si hablara en estéreo. 

Había un pequeño grupo de matones de poca monta, que en sus clases le hacían la vida muy complicada. Así, mientras se paseaba uno de ellos con un cutter le rasgó los bolsillos de la chaqueta, los cuales quedaron colgando para regocijo de la mayoría, que se reía sin parar, mientras el viejo profesor, con su habitual inocencia, preguntaba qué tenía tanta gracia. 

Fue a meter sus manos en los bolsillos, y entonces se dio cuenta de lo ocurrido, su semblante se arrugó, sus ojos se humedecieron, y con la voz entrecortada siguió explicando a Heráclito que dijo hace más de 2.500 años, algo tan actual como que "La salud humana es un reflejo de la salud de la Tierra".

Ni un solo reproche, ni una sola mala palabra, mientras esos estudiantes seguían mofándose. Terminó la clase, y con los bolsillos de su chaqueta colgando, salió con la misma dignidad con la que había entrado. Los que habían hecho tan gran hazaña hablaban despectivamente del viejo profesor, otros por miedo a ellos nos escondíamos de sus miradas. 

Se dice que siempre nos queda la esperanza, ya que la misma fue lo único que quedó en la caja de Pandora...

Aquel viejo profesor nos enseñó lo que era "abrir la caja de Pandora". En la mitología griega Prometeo le birló al gran Zeus el fuego sagrado, y se lo entregó a los humanos. Zeus enterado del robo entró en cólera, dispuesto a castigar de una forma terrible la deslealtad. Mandó a Héfesto crear a Pandora con forma humana y la dotó de grandes cualidades, la belleza, el arte, la sensualidad, pero también de otra cara oculta, la mentira, la seducción, la avaricia, la envidia, la crueldad... que estaban en una caja. El hermano de Prometeo en un ataque de curiosidad abrió la caja y dejó escapar casi todo su contenido, desde ese momento las enfermedades, la pobreza, la tristeza, la locura, las guerras... corren por la Tierra. Se dice que siempre nos queda la esperanza, ya que la misma fue lo único que quedó en la caja de Pandora...

Unos años después en una ciudad fabril, en un mitin otro viejo profesor, Tierno Galván, manifestaba que los políticos debían tener los bolsillos de cristal, y lo importante no es cómo entran a los puestos, sino cómo salen, nos contaba el poeta que fueran "ligeros de equipaje"

Ahora que aparecen en los medios los llamados "papeles de Pandora""Pandora Papers" y donde, una vez más, vemos cómo dirigentes políticos y personas que tienen el dinero casi por castigo, lo esconden en paraísos fiscales. Esos roban a su país al que tanto afirman querer, a tantas familias que necesitan las ayudas sociales, a nuestra sanidad, educación,...

Al escuchar la palabra Pandora, no puedo dejar de recordar aquellos bolsillos rasgados del viejo profesor, su dignidad y de cómo regó la semilla de la tolerancia y la libertad en nuestras mentes.

El viejo profesor y la caja de Pandora
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