domingo. 28.04.2024

Fucking goal

Tantas hojas de periódico, tantos minutos de radio, tantos pantallazos en televisión y resulta que lo que más necesitan los árbitros es un curso acelerado de inglés

Tanto VAR, que por algunas decisiones parece que los ordenadores con las imágenes estén en la barra del BAR; tanto concepto técnico a los árbitros a principio de temporada: que si la mano, que si el pie, que si la zona de influencia; tanto trencilla devanándose los sesos en el campo, en la banda, en la sala de alto copete, que más que sala parece la cabina de un avión, plena de pantallas con rumbo a ninguna parte; tanta discusión sobre jugadas idénticas que se sancionan de manera diferente, tanta pasta gansa (también en nóminas) para poner a disposición de los colegiados los mejores medios posibles (o eso se supone), tantas hojas de periódico, tantos minutos de radio, tantos pantallazos en televisión y resulta que lo que más necesitan los árbitros es un curso acelerado de inglés. Sin más.

La cuestión está en saber de verdad por qué el árbitro expulsó a la estrella inglesa en Valencia

Después de meter un gol legal (solo a un inepto se le ocurre pitar el final del partido cuando el balón va por el aire a la cabeza de un delantero), Bellingham se fue a por Gil Manzano para recriminarle la estupidez y absoluta falta de praxis. “It´s a fucking goal”, le estampó en los morros al árbitro, con lo cual no hizo sino atestiguar con palabras lo que todo el mundo vio. Un jodido gol, un maldito gol, un puto gol (es decir, lo que fue). Traduzcan como quieran pero por ahí va el asunto. Y Gil Manzano, que había olvidado el libro de traducción, lo expulsó inmediatamente por actitud agresiva salteada de gritos. Si le parece se lo cuenta cantándole una nana: duérmete Gil, duérmete ya, que un gol legal te despertará…

La cuestión está en saber de verdad por qué el árbitro expulsó a la estrella inglesa en Valencia. Gil Manzano ha reforzado la roja con el argumento de la agresividad del jugador y sus gritos (amarilla y listo), pero en el fondo de su intelecto, allá abajo, sabe que oyó lo de “fucking” y pensó que Jude le había dicho lo más grande en el idioma de Shakespeare. No pensó que quizá le estuviera invitando a un copazo de ginebra, casi del mismo nombre. Pero estaba él para discernir entre fucking o fockink. Así que tarjeting rojing.

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