lunes. 29.04.2024

El futuro de nuestro suelo fértil, en manos de los Hermanos Marx

Nuestra clase dirigente cambia, pero la mentalidad sesentera se mantiene sin más apuesta de futuro que el desarrollismo que nos ha llevado al fracaso

“Ay, quién maneja mi barca, quién, que a la deriva me lleva…”. Con este grito saltaba Remedios Amaya al escenario de Eurovisión en 1983, para darse un batacazo histórico en el que España conseguía cero points. Remedios es una gran cantante y la canción no era tan mala como para merecer tal castigo, pero lo cierto es que Remedios zozobró en Múnich como zozobran las barcas sin timonel.

Al igual que la barca de Remedios, Cantabria va a la deriva sin nadie que sea capaz de fijar un rumbo. A falta de planes estratégicos en sectores clave de nuestra economía, se deja el futuro de nuestra tierra en manos de la suerte y la especulación. Laminado el sector primario, se apuesta con convertir Cantabria en una macro urbanización de veraneo en la que la gente bien de las comunidades vecinas pueda tener su chalé de fin de semana.

Sin rumbo, sin horizonte y sin destino, el PP hoy y el PRC-PSOE ayer incumplen las mismas leyes que ellos elaboraron, negando a Cantabria la ordenación del territorio

Nuestra clase dirigente cambia, pero la mentalidad sesentera se mantiene sin más apuesta de futuro que el desarrollismo que nos ha llevado al fracaso, y que en base a él se sigue arrasando nuestro suelo fértil, bien con polígonos logísticos que sirven para acumular la producción de otras comunidades a cambio de media docena de empleos, o bien con segundas residencias que en nada ayudan a la lucha contra la despoblación. Entregarse políticamente a los mantras y mentiras del desarrollismo conlleva la destrucción del bien más preciado que tiene el rural cántabro: su suelo.

Sin rumbo, sin horizonte y sin destino, el PP hoy y el PRC-PSOE ayer incumplen las mismas leyes que ellos elaboraron, negando a Cantabria la ordenación del territorio. No quieren estorbos en su zozobra, no quieren reglas que puedan suponer un freno al caos en el que retozan como cerdos, no quieren límites al destrozo, porque el destrozo es el único método de avance que conocen.

Lejos de seguir la pauta europea o de nuestras comunidades vecinas, el Gobierno regional pretende liberalizar aún más nuestro suelo fértil. Buruaga grita ¡más madera! para que la maquina no pare, quemando el futuro de nuestros pueblos, al igual que Groucho, Harpo y Chico quemaban la madera de los vagones del tren para continuar su loca marcha. Desorden y falta de rumbo: ¿qué puede salir mal?

Nuestros pueblos están llenos de casas vacías, y para que alguien quiera llenarlas se necesitan dotaciones, servicios eficaces, empleos… y posiblemente casas nuevas, pero el lugar donde se han de construir no son las mieses que suponen el motor económico de las zonas rurales.

Sin ordenación territorial, sin protección de nuestro suelo fértil, con una ley liberalizadora y con una CROTU en la que se veta la entrada de la gente con criterio, ¿qué futuro les espera a nuestros pueblos?, ¿el de una barca sin timonel, o el de un tren que para avanzar quema la madera de sus vagones?

El futuro de nuestro suelo fértil, en manos de los Hermanos Marx
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