Más de 40 años subido sobre los escenarios certifican la capacidad de hacer reír de Carles Sans (Badalona, 1955), uno de los tres miembros de Tricicle. Tras la separación del grupo, Sans ha decidido continuar con su carrera en solitario para embarcarse en una gira que le llevará a Santander los próximos 25 y 26 de agosto, cuando actuará en el Teatro Casyc a las 20:30 horas (las entradas pueden adquirirse en https://www.taquilla.com/entradas/carles-sans). Conocido como ‘El guapo de Tricicle’, ofrecerá a los asistentes el espectáculo ‘¡Por fin solo!’, en el que contará anécdotas y entresijos de sus décadas como integrante de uno de los grupos más influyentes del teatro y del humor español, con la novedad de que a su característica gestualidad se suma ahora su voz. Hablamos con él unos días antes de su parada en la capital cántabra para conocer más detalles de lo que podremos encontrar en ‘¡Por fin solo!’.
Comprendí que esto me gusta demasiado como para colgar las botas, pero me faltaba el motivo para subirme a los escenarios
Está de gira con el espectáculo ‘Por fin solo!’, ¿cómo se vive subirse a los escenarios sin Tricicle pero hablando sobre esos años?
Ha sido una sorpresa incluso para mí mismo, nunca hubiese imaginado empezar una aventura en solitario como esta. Cuando terminó Tricile, cada uno inició su vida profesional, y yo necesitaba encontrar qué hacer. Comprendí que esto me gusta demasiado como para colgar las botas, pero me faltaba el motivo para subirme a los escenarios. Hablando con amigos comprobé que las anécdotas de mi carrera tenían interés, y confieso que disfrutamos mucho contándolas. Hay algo que sí quiero dejar claro: todas son muy locas, pero todas son muy reales.
Es un espectáculo hablado y gestual. ¿Es más o menos difícil lograr el humor con esta combinación?
Hay que partir de la base de que hacer reír es difícil siempre. Hacer reír es sorprender, y eso es más difícil. Además, ahora el público es menos virgen, con las redes sociales y el acceso que tiene a todo. Pero respondiendo a tu pregunta, es más difícil lograr el humor sin la palabra. Eso fue algo que logramos durante más de 40 años, y era muy complicado. Ahora añado a este gesto el texto, pero incluso con eso, Santander reconocerá la gestualidad de Tricicle. No se trata solo de lo que cuento, sino de cómo lo cuento.
¿A quién va dirigido este espectáculo? ¿Fans de Tricicle, público en general…?
Hemos comprobado, y esto es real, que los espectadores se ríen entre 4 y 5 veces por minuto
A todos los que mencionas. A los seguidores de Tricicle porque es un homenaje a esos años y también una forma de expresar mi experiencia personal, pero todos aquellos que no lo hayan visto lo disfrutarán igual. Lo digo porque me ha pasado, me he encontrado con gente joven que no pudo vernos y que se ha reído igual. Es un espectáculo que pretende hacer reír y entretener. Hemos comprobado, y esto es real, que los espectadores se ríen entre 4 y 5 veces por minuto, lo cual estoy seguro de que es un récord.
¿Hay nostalgia por Tricicle? Me refiero a si se ha encontrado seguidores que le piden, incluso, un regreso.
Es cierto que hay mucho público “triciclero, por decirlo de algún modo. Público que viene de esa inercia. Pero más que pedir que volvamos, lo que sí me transmiten es una gran admiración y cariño. Guardan esos recuerdos con mucho afecto. Recuerdo un anuncio hace algunos años que presentaba Tricicle como la memoria emocional de nuestro país. Eso es lo que creo que representamos para los fans.
¿Qué aporta un cómico como José Corbacho a su experiencia sobre los escenarios?
José tiene una experiencia tan dilatada como la nuestra. Para mí era fundamental que alguien desde fuera lo viera aunque yo pueda tener en la cabeza cómo quiero que sea el espectáculo. Y fue todo un acierto, nos entendimos desde el principio.
Yo soy partidario de bromear de todo, con humor se pueden decir cosas que de un modo más serio no
Lleva más de 40 años de humor… ¿cómo ha cambiado la sociedad en este tiempo?
La sociedad evoluciona en todos los sentidos, también en el humor. Creo que ahora hay más conciencia en determinados asuntos sociales. Antes se podía bromear con cosas que ahora no. Yo soy partidario de bromear de todo, con humor se pueden decir cosas que de un modo más serio no. Pero los chistes no son graciosos solo por el chiste en sí, sino por quién te lo cuenta. Si el que me lo cuenta siento o estoy seguro de que tiene respeto por un colectivo o por lo que está contando, entonces me reiré y me gustará. Pero si siento que tiene desprecio, no me va a hacer gracia.
