Los bancos concedieron alegremente miles de hipotecas para quedarse después con el santo y la limosna. Con el dinero y el piso.
La Generación del 27-J sobrevive conectada al respirador asistido de las redes sociales. Su gimnasia es solo virtual: Twitter, Facebook e Instagram se llaman los nuevos complementos vitamínicos. Sacan músculo de donde no lo hay y se creen demasiado pez para tan poca red. Autoengaño de libro.
El crédito no es solo una práctica bancaria, sino una práctica moral que distingue al buen ciudadano del malo. Los dos actores se enfrentan a una querella de Hacienda por distraer casi 3 millones de euros de impuestos.
La soledad es siempre el abrazo pendiente, la asignatura incomprendida y el carcinoma espiritual. Las redes sociales prestan una inestimable colaboración para narcotizarla, porque duele mucho.
Son un lujo. No asiático, sino cantábrico. Bedoya es un loco quinceañero de la prosa y un clarividente septuagenario de la vida. Pindado es un intelectual formado en Santander y reformado en Estados Unidos.
El acoso escolar en España conocerá un antes y un después del calígrafo Diego López. Porque esa carta es brutalmente delicada, deliciosamente victimista, increíblemente carnal.